Las alocadas aventuras de alguien llamado Gabriel, cuya principal característica es aborrecer los diminutivos.
27 jun 2008
Argentina, the poorest rich country in the world.
Básicamente las opciones eran dos: bajame un cambio. De eso se trataba todo desde un principio, más o menos habían querido que El Mono Audaz incitara a la violencia. Era todo una triquiñuela.
Como si esto fuera poco, habían convocado a hubo un tiempo que fue hermoso y fui libre de verdad. El capitán Grant había querido, también, repudiar el acto en el que un día vivió. Pero eso no era todo: había un poco más.
Las noticias de la radio decían siempre lo mismo: fruta, fruición, frula, ruleros. Como aquella vez en la que el revienta caballos había tenido la mala fortuna de reventar un candelabro. El fracaso de aquella vocación había sido más monetario que otra cosa. De cualquier manera, nadie sabía de qué hablaba.
Estaba triste, a veces, aunque no sabía muy bien por qué, a voces. Si le iba bien, qué podía pasar. La cosa es que quería más. La cosa es que un salero, en ocasiones, es poco para alguien destinado al hastío.
El éxito, se sabe, come caramelos de propoleo.
Como si esto fuera poco, habían convocado a hubo un tiempo que fue hermoso y fui libre de verdad. El capitán Grant había querido, también, repudiar el acto en el que un día vivió. Pero eso no era todo: había un poco más.
Las noticias de la radio decían siempre lo mismo: fruta, fruición, frula, ruleros. Como aquella vez en la que el revienta caballos había tenido la mala fortuna de reventar un candelabro. El fracaso de aquella vocación había sido más monetario que otra cosa. De cualquier manera, nadie sabía de qué hablaba.
Estaba triste, a veces, aunque no sabía muy bien por qué, a voces. Si le iba bien, qué podía pasar. La cosa es que quería más. La cosa es que un salero, en ocasiones, es poco para alguien destinado al hastío.
El éxito, se sabe, come caramelos de propoleo.
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