10 mar 2005

gabadaba dadá...

Compuesto anárquico independiente de religión:

Consumo, no proveo. Adamantino insuficiente. Cada vez que lo veo hago otro. No dispongo de otra condición. Como me dijo la otra vez, indago para saber sobre la tubería. Pero como ya sabía, no condiciono su intuición. Además, prejuzgo, pero no discrimino.

Yo soy el camino, pisen con cuidado.

Ya que estamos en eso: A dónde va la gente cuando no llueve? Sale?

Si dudara, no haría. Por eso dudo. Haragán compulsivo, no toco fandango, que me pongo triste.
Insalubre, hago como que no ví lo que tendría que ver, así sé que no sé nada y paso por filósofo.
Peor los filólogos. Inventan idiomas y sólo se comunican entre ellos. Con ellos.

Pero como la mar en coche sólo se ve desde abajo (los coches no flotan), charla con los peces dubitativamente, cantando bajo la lluvia. Bajo el agua, más bien.

Con la moladora moldeo las muelas. Te tumbo tu torre, dijo Osama. Ay, qué miedo, dijo Jorgito. Como no tengo, con la tuya me entretengo, contestó el primero. Yo tampoco tengo, ahora, respondióle el rey del mundo.

El mouse te destruye las manos. Los zapatos taco aguja las pezuñas. Mejor me saco los zapatos.
Completa, y displicentemente, me apuro porque no llego. Otra de las cosas que no debería estar haciendo, y que no hago.

La gente anda apurada en la calle por una sola razón: Las colas del supermercado. Si llegan más rápido al supermercado, y más rápido compran, menos gente habrá en la cola. O eso creen. Yo compro menos de diez artículos. Por dos razones: 1- No tengo plata. 2- Puedo pasar por la caja rápida. Lástima que siempre hay alguien con más de diez (o cincuenta) artículos en cualquier caja. Y eso que yo no me apuro nunca. Más bien soy de llegar tarde a todas partes, vió? Es que le calculo mal los horarios a los colectivos.

Pero, unívocamente, casi cansino, miro al paisano que está ahí en la puerta. Sonrío (creo, nunca estoy seguro), y le digo: Pase y convide, que si no es aburrido...

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