23 ago 2007

Luz

Cuando miro el Sol de frente, la luz entra directo en los ojos y llega hasta un Podoplo que se aloja más o menos en la mitad de mi cerebro. El Podoplo guarda la luz en un frasco y lo pone en una alacena con un montón de otros frascos llenos y listos para cuando haya escasez de luz.

Este Podoplo se cepilla los dientes con dentífrico de moco, para no perder estado nada en un mar de saliva y flema en mi garganta, caza mosquitos con trampas de cera en mis orejas y hace ropa de los pelos sueltos que tengo en la cabeza. Cuando los Grillos de Oreja cantan todos juntos después de los ensayos, se encarga de buscarlos atrás de los muebles y abajo de las camas de su casa y los hace callar amablemente, así puedo estar tranquilo.

Pero lo que más le gusta al Podoplo es saltar y revolcarse en las pelotitas de músculo que se hacen en las contracturas de mi espalda, porque dice que, deshaciendolas, su mundo es un lugar mejor.

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