22 oct 2005

Tienda color

Doblé la esquina y estaba el Tendero Azul metiendose un dedo en el culo en la puerta de su negocio. Escarbaba con fuerza, hacía caras. Eso es lo que él llamaba "un momento de intimidad".
Me acerqué y lo saludé. Nos dimos la mano.

- Acabás de arruinarle un perfecto momento de intimidad. - me dijo.

- Ni siquiera te limpiaste la mano para saludar. - contesté.

Hacia poco había llegado al país y todavía no dominaba bien el idioma. Para lograrlo, se la pasaba escuchando tangos en un pasacassette que trajo de algún lado.

Pasaron cinco cebúes silbando alto. Tenían algo en la cintura escapular. Veinte colores.

Le pregunté qué escuchaba. Pensó dos segundos. Carraspeó.

- Justo una milanga.

- Milonga.

- Sí, milonga. Dice sobre dos amigos que pelea por chica. La chica va con uno. El otro se enoja, entendés?

- Cosas que pasan. Sobre todo en la música.

Me ceba un mate lavado y tomamos durante un rato, sin decir nada. Tiene un termo de cristal. Dentro veo varios Peces Térmicos nadando y sonriendo.

Termina la canción y pasa un tango. Alguno. Un tango como tantos. Le pregunto sobre los Círculos Rojos y me dice que el Anatema Bipolar no está resuelto. Cierto Triángulo Alud anduvo haciendo averiguaciones para comprar una casa en la calle Hipólito Irigoyen. Según parece los planes del Chistoso no van como deberían. Poca cintura para determinados menesteres.

Ahora otro tango, uno moderno. Llueve pimienta uña. Vamos bajo techo. La hija del Tendero Amarillo, cambialahoracambiaelnombre, está tejiendo, con un rebosante par de tetas casi afuera del escote.

- Hola Pepina Riada. - la saludo.

Ni me mira. Sigue con lo suyo y le da una patada al perro, que justo andaba dando vueltas por ahí.

- Ese tango se llama "Peleando por el derecho".

- Ah, algún discípulo de Discépolo? Tango que tocará temas sociales, imagino.

- Nado que ver, amigo. Canta sobre cáncer de testículos. Peleo para que no saquen huevo derecho. - se ríe. Nos reímos.

Eran las cinco y cuarto. El perfume recién empezaba a llegar. Tomé un último mate. Los peces se asfixian. Saludé, tomé el Tren Maxilar y fui al bar. No iba a dejar las cosas así.

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